Origen de
Halloween
El haber escogido la fecha del 31 de
octubre no es mera coincidencia. El 31 de octubre es la fecha de uno de los
cuatro grandes aquelarres, los cuatro días de "medio trimestre" del calendario
céltico. El primero de ellos, el 2 de febrero conocido en los países
anglosajones como "Día de la Marmota", festejaba a Brigit, diosa
pagana de la curación. El segundo, un festival en mayo llamado Beltane, era
entre los brujos el tiempo de la siembra.
Este día los druidas realizaban ritos
mágicos para estimular el crecimiento de los cultivos. El tercero era un
festival de las cosechas, en agosto, en honor del dios del sol, y conmemoraba a
Lugh, el resplandeciente. Estos tres primeros días de medio trimestre señalaban
el paso de las estaciones, el tiempo de la siembra y el tiempo de la cosecha,
así como el momento de la muerte y renacimiento de la tierra. El último de
ellos, Samhain, señalaba la llegada del invierno. En esa ocasión, los antiguos
druidas efectuaban ritos en los cuales un caldero simbolizaba la abundancia de
la diosa. Se decía que era una ocasión neutral e intermedia, una temporada
sagrada de superstición y de conjuro de espíritus.
Para los druidas, el 31 de octubre
era la noche en que Samhain regresaba con los espíritus de los muertos. Había
que aplacarlos o "hacerles un regalo", pues de otro modo les harían diabluras
a los vivos. En las cimas de las colinas se encendían grandes hogueras para
ahuyentar a los espíritus malos y aplacar a las potestades sobrenaturales que
regían los procesos de la naturaleza. Más recientemente, los inmigrantes
europeos, especialmente de los irlandeses, introdujeron en los Estados Unidos
la celebración de Halloween. A finales del siglo XIX sus costumbres se habían
popularizado. Era ocasión de volcar los excusados, de hacer daños a la propiedad,
y de darse licencia de cometer fechorías que no se podían tolerar en otros
momentos del año.
El Halloween es una tradición europea
y se le atribuía a los celtas quienes poblaban la antigua Inglaterra, Irlanda y
el norte de Francia; estos pueblos celebraban en el último día de octubre, el
fin de año con el festival de Samhain a quien consideraban como "el señor
de la muerte". Los celtas creían que el Samhain permitía a las almas de
los muertos que regresaran a sus casas en esa noche y pensaban que demonios,
fantasmas y gatos negros deambulaban por todas partes. Durante el festival de
los druidas (quienes eran sacerdotes y maestros de los celtas) se ordenaba a
los pobladores que encendieran una fogata en sus casas entre tanto que ellos encendían
otra gigantesca en lo alto de las colinas.
La palabra druida proviene del griego
"cuadrus", que significa roble. El énfasis de as hogueras se debe a que los druidas tienen la creencia que al
quemar un viejo roble, éste reencarnaría en un sacerdote druida, en el roble crecían las
plantas llamadas muérdago (que se utilizaban para ceremonias secretas). Ellos
tenían la creencia de que eran uno con la naturaleza y practicaban la
meditación trascendental.
La cultura de los celtas de dividían
en clases: -Nobles; -Sacerdotes; -Maestros y Comunes En 1717 se reunieron todos
los druidas de Europa para inaugurar nuevo del druidismo. Entre ellos existían
los llamados "covens", quienes eran doce brujas y un sacerdote, los
cuales tenían la creencia de adorar a Baal (rey de los demonios de éste).
A lo largo de la celebración, algunas
personas se vestían con disfraces hechos con pieles y cabezas de animales
sacrificados. También se cree que ellos obtenían sus sacrificios de los mismos
pobladores del lugar. Recorrían casa por casa pidiendo un niño o una virgen
para quemarlo en la gran fogata, los sacerdotes dejaban una fruta con una vela
en su interior para prevenir que los demonios entraran y mataran a quienes
habitaban ahí, a esto se le consideraba un trato. Si la familia se negaba a
satisfacer la demanda, entonces los sacerdotes marcaban la puerta de la casa y
esa noche Satanás tenía entrada libre para destruirlos, esto era conocido como
"la treta" o "trato". Este tiempo es considerado idóneo para
complacer y reconciliar a los poderes sobrenaturales que creían que dominaban
la naturaleza, y se pensaba que no existía mejor época en todo el año para
practicare la adivinación y hechicería. Debido a que los romanos tuvieron dominio
sobre los celtas por 400 años, sus festivales se fueron fusionando poco a poco,
facilitando esto el hecho que los romanos tuvieran dos rituales a fin del
otoño, uno de los muertos y otro a su dios de los árboles y de las frutas.
La tradición celta entró con mayor
fuerza en el siglo octavo cuando la iglesia romana estableció el primero de noviembre como el día de todos los
santos. Así la noche anterior se realizaba el festival de Samhain, por eso a esta noche se le
empezó a denominar "noche de todos los santos". Se celebraba
originalmente en mayo, pero a finales del siglo IX se pasó al primero de noviembre
para contrarrestar la fiesta pagana, aunque a la víspera del 31 de octubre se
le llamaba víspera de los fieles difuntos. Se cree que de ahí se derivó la
palabra Halloween que se utiliza para referirse a esta costumbre. Lo que
realmente esta palabra significa es "sea Satanás reverenciado o
enaltecido". Entre los druidas hay gran cantidad de personas que están
adheridas a los grupos ecologistas ya que los druidas decían que eran uno con
la naturaleza.
Hoy día Halloween es día de
publicidad para los comerciantes. Es una noche en que las personas decentes se
convierten en exhibicionistas insolentes. El 60% de los disfraces de Halloween se venden a los adultos. El 31 de octubre, para los
lectores psíquicos, los clarividentes y los visionarios autoproclamados, es el
momento más ocupado del año. Una de cada cuatro personas entre los 18 y los 40
años de edad se disfraza de algo. Los que publican libros sobre temas que van
desde la astrología hasta la brujería, indican un dramático aumento en las
ventas. La población de Salem, en Massachusetts, Estados Unidos, que se precisa
ser la patria de la brujería norteamericana, celebra ahora una "fiesta de
espantos" la noche de Halloween, para extender su temporada turística de
verano.
SIETE
RAZONES PARA NO CELEBRAR EL HALLOWEEN
1. NO es una
actividad cristiana.
Ninguna iglesia de denominación
cristiana celebra esta fecha. Ni católicos, ni evangélicos,
celebramos y nunca celebraremos
una noche dedicada a la exaltación de la brujería en ninguna de
sus formas.
2. Va contra las
enseñanzas de Jesús.
Jesús está en contra de la
brujería en todas sus formas: espiritismo, hechicería, adivinación,
lectura de cartas, horóscopos,
astrología y tantas máscaras con que se encubre la maldad. Estas
han sido declaradas enemigas de
la Palabra de Dios desde tiempos muy remotos y van contra
todas las enseñanzas de nuestro
Señor, quien dice claramente que "el que no está conmigo está
contra mí". Hay
innumerables referencias bíblicas donde se condena el uso de toda estas clases
de
mal.
3. NO es una
tradición hispana.
Como ocurre siempre que se
importan actos culturales diferentes a los nuestros, el verdadero
significado queda relegado a
una simple imitación. Jamás se ha celebrado como parte de nuestra
cultura e idiosincrasia hispana
una noche dedicada a las brujas.
4. Sirve para
rendir culto a Satanás.
Aunque en apariencia es una
actividad recreativa y muy llamativa, sobre todo para los niños, su
verdadero significado sigue
oculto a nuestros ojos. En muchos países, incluyendo el nuestro, los
grupos satánicos usan esa noche
para un "culto" especial dedicado a Satanás y en muchos países
alrededor del mundo, se hacen
sacrificios humanos, sobre todo de niños que han sido
secuestrados de sus hogares y
que son ofrecidos como víctimas inocentes en una noche de lujuria,
drogas, alcohol y toda clase de
desenfrenos, en las llamadas "misas negras".
5. Se opone al
primer mandamiento.
Este tipo de actividades, ni
exalta el nombre de Jesús, ni tiene nada que ver con su Padre Celestial
y mucho menos con el Santo
Espíritu del Dios Altísimo. Por lo tanto, va en contraposición al
primer mandamiento de amar a
Dios con toda nuestra alma, nuestra mente, nuestro corazón, con
todas nuestras fuerzas, en fin
con todo nuestro ser.
6. Participar es
olvidarse de Dios.
Participar quiere decir
"ser parte de": si usted participa está siendo parte de esta tremenda
responsabilidad espiritual: No
sólo se está alejando u olvidando de la adoración al Dios Eterno e
Inmortal, sino que está siendo
parte de una actividad que glorifica a las brujas y a su padre
Satanás.
7. Contamina y
esclaviza a nuestros niños.
No hay magia blanca y magia
negra, no hay brujas buenas y brujas malas. Toda la actividad
demoníaca se disfraza y se
oculta para ganar adeptos y así muchas veces "vestimos" a nuestros
niñitos como
"brujitas" y "diablitos". Jesús dijo: "Dejad que los
niños vengan a mí y NO SE LO
IMPIDÁIS, porque de los tales
es el Reino de los Cielos". ¿Llevaría usted a sus niños disfrazados
ante Jesús y los podría
presentar libremente y con su conciencia tranquila? Jesús necesita a sus
niños libres de toda clase de
máscaras y limpios de toda contaminación.
El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me
ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los
quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos
apertura de la cárcel; proclamar el año de la buena voluntad de Jehová.
Isaías 61
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/_/\/\ Pedro Ángel García
Jiménez M.O.P.
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Juan P.R.
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